¿Por qué, a estas alturas, y a este nivel de escolaridad, los alumnos seguimos exigiendo a los profesores que nos expliquen una tras otra vez el mismo tema?
La educación básica se basa tanto en que los profesores
tienen que explicar los temas a los alumnos, hasta que el alumno “aprenda por
completo”, pero, ¿acaso éste método o modelo de aprendizaje realmente funciona?
¿Quién está cometiendo un error? ¿Realmente el alumno comprende de ésta manera?
Tanta es la costumbre de los alumnos que, cuando
llegan a un nivel universitario, esperan encontrase con la misma situación.
Hemos llegado a un punto en que ya no pedimos, si no que exigimos la misma
atención de los profesores, sin darnos cuenta que estamos en un grave error.
Toda mi vida escolar he escuchado compañeros
decir que las matemáticas son difíciles, y qué decir del álgebra, se ha
convertido casi en una pesadilla.
Las matemáticas realmente no son un tema difícil,
ni tan complicado. La dificultad que se nos presenta es que no tenemos buenas
bases, hemos confundido mucho el término “aprendizaje” que, en lugar de
comprender el álgebra nos empeñamos en aprenderla.
Si comprendiésemos los temas, nos daríamos cuenta
que el álgebra refleja situaciones tan cotidianas, la vida está llena de
álgebra. Un conocido chiste es: “Profe, ¿y cuándo voy a ir a la tienda a pedir
un trinomio cuadrado perfecto de tomate?”, y por qué no.
Entonces, a manera de conclusión se podría decir
que si el estudiante no aprende, es porque está acostumbrado a que se le dé
todo en las manos sin inculcarle el hábito de indagar por sí mismo, y en el momento en el que esto no llega, entra
en una situación de bloqueo. Es cierto que hay que aprovechar los conocimientos
y la experiencia del profesor para la resolución de dudas, pero es imposible
tratar de que un alumno aprenda, si él mismo no tiene la intención de hacerlo.
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